Elephant // Reseña


El peculiar título de esta película viene de la expresión metafórica inglesa "Elephant in the room" la cual hace referencia a una situación muy obvia que debe tratarse, pero es ignorada por los presentes, por lo general es un peligro que por diferentes razones las gente no quiere tratarlo, justo como un elefante en una habitación que obviamente no puede pasarse por desapercibido.

En un inicio parecería que el título no tiene nada que ver con la temática de la película. Ni siquiera sabemos cuando empieza la verdadera historia de la película. Solo vemos la rutina diaria de los alumnos de una escuela secundaria. Vemos sus problemas personales, unos se llevan mal con sus papás, otros son rechazados en el colegio, otros se dañan a si mismos para ser aceptados. Parece un documental de la realidad de los estudiantes desde puntos de vista diferentes, pero con música de Beethoven de fondo y largos y elaborados planos secuencias. Este recurso cinematográfico hace la película más bella y reforza el realismo de la película.

Hay algo monstruoso oculto en esta diégesis en un inicio. Uno de los jóvenes planea una masacre escolar con otro ex-alumno, uno de ellos se llama Eric como el que protagonizó la masacre de Columbine. Curiosamente para respetar el realismo de la película Gus Van Sant decidió que los actores usaran los mismos nombres que tienen. Sinceramente no aporta nada, pero es un detalle interesante. Aunque casi no hay actores profesionales, el reparto hace un grandioso trabajo, especialmente los psicópatas estudiantes. Una gran parte de la película es improvisada.

Gus Van Sant usa elementos de masacres reales para crear su propio tiroteo como una obvia referencia al videojuego Doom, el cual se relacionó con el perfil psicológico de los asesinos de Columbine y mete un tema de homosexualidad bastante interesante.

Películas como Elefante son polémicas porque le dan estética a la violencia. Algo atrevido y difícil de lograr, pero Gus Van Sant es un gran cineasta que le gusta romper las reglas y tiene un gran talento.

El final es totalmente decepcionante porque no muestra como acaba el tiroteo. Es cierto que cualquier desenlace lógico y que respete el tono de la película vendría siendo predecible, pero Gus Van Sant tenía el talento de lograr un resultado interesante y no solo dejar un clímax incompleto.

Lo mejor: el tono realista, el guión, el reparto, los planos secuencias.
Lo peor: el final.
Conclusión: recomendable.

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