The Tree of Life // Reseña

El árbol de la vida es una grandiosa película del igualmente grandioso director Terrence Malick. Toda la película es un poema, una unión de fragmentos del tiempo que construyen un viaje emocional entre un hombre y la turbulenta relación que tuvo de niño con su padre. En segundo plano, está el origen del universo.

La filmografía de Terrence Malick cada vez se iba haciendo más atípica. Rompía reglas cinematográficas básicas para hacer obras más arriesgadas. The Tree of Life es la única que ha logrado ser realmente buena. La base de esta obra es la preciosista fotografía de Emmanuel Lubezki, su mejor trabajo por cierto. Desde que trabajaron juntos en la igualmente excelente película de Malick El nuevo mundo, ambos establecieron una serie de reglas al momento de trabajar juntos las cuales han sido lo único rescatable de las películas malas de Terrence Malick. El realismo visual y la narrativa poética crean una historia repleta de dudas existenciales y amor fraternal. Tiene escenas surrealistas y un larguísimo, pero hermoso origen del universo acompañado de una suave música clásica. Malick quería el mayor realismo posible, así que consulto imágenes directas de la NASA para que la animación fuera lo más parecida y además trabajó con Douglas Trumbull, quien hizo los efectos especiales en 2001: Odisea espacial, entre otros clásicos de ciencia ficción.

La narrativa de Malick es sumamente criticada, para algunas es pura pretención y para otros es originalidad, la verdad es que es única. Sus procesos de montaje son larguísimos por la cantidad de material fílmico que se graba, originalmente El árbol de la vida duraba 188 minutos, algo increíble ya que todas las escenas de la película son fragmentos solo de segundos. Casi todos los diálogos son voz en off lo que puede para tedioso para algunos, pero si los oímos con detenimiento notamos que sí hay una historia detrás de ese desfile de imágenes hermosas que no parecen tener conectividad la una con la otra. Hay acting de parte de tres grandiosos actores que seguramente hacen el papel más atípico de sus carreras. Hay un dedicado trabajo de guión y montaje que solo hay entenderlo de la manera que quizo el director, que admitamos no es nada fácil.

No es una película que todo mundo puede apreciar, algunos la pueden odiar. Terrence Malick contó un poema sobre la vida mientras pone imágenes fotográficamente bien hechas con un montaje muy complicado, pero el resultado es digno de ser una de las mejores películas de su filmografía y una de las mejores obras cinematográficas del siglo XXI.

Lo mejor: la fotografía, la narrativa, el montaje, el concepto.
Lo peor: no está hecha para cinéfilos impacientes.
Conclusión: Excelente.